Todo empezó como un juego. Como siempre empiezan estas cosas. Un grupo de chalaos por la música, los deportes y las mujeres se enzarzan en discusiones bizantinas sobre canciones, sistemas de votación, ordenación, y todas esas fruslerías. Una buena excusa para repasar algunas de las mejores canciones internacional de todos los tiempos . Una lista que, como todas, es subjetiva y sobre la que no se ponen de acuerdo ni siquiera los individuos que la perpetraron...

lunes, 19 de septiembre de 2011

12 - "London Calling", The Clash


  • álbum: London Calling
  • año: 1979
  • sello: CBS

  • "The ice age is coming, the sun's zooming in
    Meltdown expected, the wheat is growing thin
    Engines stop running, but I have no fear
    Cause London is drowning and I, live by the river"

Carallo, estas son palabras mayores, nenos. El London Calling, nada menos. A ver, ¿por dónde empiezo?

A veces da la impresión de que no hay un hogar en el mundo que no tenga, aunque sea grabado, el disco de la foto de Paul Simonon estampando su bajo en el suelo. A veces da la impresión de que, aún así, pocos conocen bien lo que se encuentra dentro.

Es el primer disco moderno del punk, es el comienzo, es el alfa, es la primera piedra del camino de las baldosas amarillas. En London Calling empieza la música del siglo XXI. A mí me llegó en plena época rockabilly, y me valía. A otros les llega tras explotar a Nirvana, y les vale. A otros tras la disolución de Pavement, y les vale. A otros durante la gira de reunión de los Pixies, y les vale. Todo está en ese disco. Todo está en esa canción.

London Calling está aquí, y la guerra está declarada. Responded a eso, nenos.

Autor: Xurxo Benavente

Más información: Rolling Stone

Mp3: London Calling

Youtube: En riguroso blanco y negro.

martes, 9 de agosto de 2011

13 - "A day in the life", The Beatles


  • álbum: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band
  • año: 1967
  • sello: Parlophone

  • "I'd love to turn you on"
Daba por hecho que la reseña de “A day in the life” iba a ser la excusa para establecer una lúcida exposición erudita sobre la gestación y virtudes de una canción. De la canción, mejor dicho, porque fuera de clasificaciones y números creo que “A day in the life” representa todo lo que pueden dar de sí cuatro minutos –o infinitos, el final del surco se retuerce en bucle y no deja de sonar- de puro azar y perfección. La letra críptica y transparente, el sonido del despertador que no consiguieron borrar de la mezcla definitiva, las caretas que los cuarenta músicos llevaron para atenuar la seriedad, los bandazos en la melodía. Creo que es el punto justo de tensión entre clasicismo y experimentación. No hay nada que desentone, pero nada se entiende; las melodías son luminosas, pero se agotan como si estuvieran muriendo. Nunca podremos apreciar hasta lo hondo la magia de una canción llena de dolor y desasosiego, de absurdo y de esperanzas destruidas. Una sinfonía que se ha roto y no se puede recomponer.

Yo debería hablarles de todo esto, pero seguramente Mark Hertsgaard en A day in the life –que precisa día a día como fue surgiendo el tema- o George Martin, que en El verano del amor nos hace asistir a la gestación de todo el disco, lo harán mucho mejor. Yo de los que voy a hablarles es de cómo conocí a los Beatles, es decir, de la epifanía, es decir, del momento en que descubres que algo externo puede decirle al corazón aparta y latir por él. Y ese algo fue una tarde destemplada de invierno, la recuerdo perfectamente, como recuerdo que nos toco subir unos escalones hasta el aula de música, que no era sino un desván en el que habían instalado un tocadiscos. Yo sentía una leve curiosidad, apática, quería escucharlos pero no creía que me dijeran nada nuevo. Eran viejos ya. Y yo había descubierto el punk. Escuche antes a los Sex Pistols que a los Beatles. ¡Viejos! Santa ingenuidad. De que los Beatles sacaron el primer disco al 78 que los escuché han pasado menos años que desde que Los Planetas sacaron el primero al día de hoy. Y a ver quien se atreve a decir que los Planetas son unos viejos que no aportan nada.

Y entonces sucedió, el profesor colocó la aguja y empezaron a sonar guitarras, no recuerdo las canciones exactas pero sí que se centró en los primeros discos, “Love me do” quizás, “I wanna hold your hand” creo recordar. Y yo, boquiabierto, no comprendía como un código –el musical y el lingüístico- desconocido para mí podía arrebatarme tanto. Arrebatarme en el sentido religioso. De inmediato rompía la hucha –o espere al cumpleaños cercano, no lo se- y fui a Discos Castelló. Era una época en la que empezaban a surgir las primeras tiendas de discos con material más que decente, porque hasta la fecha uno debía acudir a grandes almacenes o a una sección arrinconada en tiendas de electrodomésticos. Sin embargo yo, catorce años, sólo conocía Castelló de mis paseos hacia la Biblioteca de Cataluña. Desde luego no había autoservicio, sino un pequeño mostrador en el que le pedías al dependiente exactamente la referencia que tú querías. Creo que nunca he sido tan feliz en mi vida como llegando a casa con mi soledad en los discos.

Sin saber absolutamente nada, al llegar al doble azul me paralizaron los primeros acordes inseguros de una canción, una voz que cantaba como sin pensar, un pequeño estribillo agudo que se iba adelgazando, adelgazando,... Parecía una canción construida con retales, hasta en el incomprensible para mí, entonces, crescendo final. Una canción que estaba a punto de alcanzar el centro neurálgico del dolor, del desamparo. O quizás ya lo hubiera hecho pero el oyente no lo sintiera. Tiempo después, bibliografía al canto, ya supe todas las claves, interpreté versos y sonidos, pero nunca he sabido desprenderme de esa sensación de que una canción puede enamorarme y a la vez decirme muchas más cosas de las que me está diciendo. A veces, The Jam, The Smiths, vuelve a suceder. Y entonces todo vuelve a ser luminoso.

Autor: César Prieto

Más información: La canción en la wikipedia

Mp3: A day in the life

Youtube: Antes los videos eran así.

lunes, 18 de julio de 2011

14 - "Teenage kicks", The Undertones

  • álbum: Teenage Kicks
  • año: 1978
  • sello: Good Vibrations

  • "Teenage dreams, so hard to beat"

Para qué vamos a engañarnos: yo era "moderno, con matices siniestros". Moderno en esa época –primeros 80- significaba básicamente "sintetizadores". Y lo otro significaba que las únicas guitarras que escuchabas eran las de grupos oscuros como Joy Division, Echo & The Bunnymen, The Sound o The Church. El punk era apenas algo pasado y rancio que escuchaban los equivalentes de entonces a los perroflautas actuales. Algo especialmente desaseado y aburrido. El punk-pop no sabíamos aún ni lo que era. De la New Wave oíamos campanas que identificábamos parcialmente y con dificultad, gracias a la insistencia de algunos grupos españoles en recrearla aquí.

Afortunadamente, no se había inventado internet. Afortunadamente, las tiendas de discos de segunda mano ya existían. Afortunadamente, la combinación de ambos factores te permitía equivocarte.

Por equivocación (supongo que quedaría mejor hablar de mi voraz compulsión y curiosidad musical, blablabla, pero supongo que debió ser por desconocimiento, por una supuesta conexión nuevaolera o porque costaba cinco duros de entonces) un día aparecí por casa con una copia de "Hypnotized", de unos tales The Undertones. (1)

Lo que sí recuerdo es que me enganché a una de las canciones del disco. Años y años. Le saqué la letra como pude y berreaba por casa aquellos pareados de "My perfect cousin/what I like to do he doesn't/He's his family's private joy/his mother little golden boy". Para ser sinceros, y como seguía siendo un tío lleno de prejuicios, mientras la estantería se iba llenando de discos de synth-pop, de new romantics y de guitarrazos épicos recargados, nunca me preocupé de averiguar quiénes, de dónde o qué eran aquellos tales The Undertones. Pero "My perfect cousin" se mantuvo en mi cabeza años y años, y acudía a ella (junto a dos discos igualmente calificables de pulpos en garaje en mi discografía de entonces, uno de XTC y otro de Tempole Tudor) cada vez que necesitaba una inyección de vitamina espiritual.

Pasaron los años, me hice mayor, abominé de la música y volví a ella, esto último a lo largo de un periodo de 10 años. Seguía recordando palabra por palabra la letra de "My perfect cousin". Pero ya no tenía prejuicios.

Y, siempre curioso y siendo fan de la época en que crecí, a la vez que me ponía al día de la actualidad decidí volver la vista hacía todo lo que –suponía, y suponía bien- me había perdido en su/mi momento.

Y allí estaba esperando, fresca como el primer día. En el instante en que escuché "Teenage kicks" olvidé para siempre la letra de "My perfect cousin". Y de muchas otras canciones que me servían para elevar el estado de ánimo. Nunca me he arrepentido de no haberla escuchado en su momento. No me hacía falta: entonces yo ERA adolescente. Pero encontrar cuando ya eres mayor algo que te devuelve de golpe, ni que sea durante dos minutos y medio, todo el sentimiento de esa adolescencia es una experiencia mucho más plena y difícil de hallar. Más triste también, eso es verdad.

Por eso entiendo que fuera la canción favorita de alguien que llegó a escuchar tantas como John Peel: era un adolescente perpetuo, un idealista nostálgico, alguien que no comprendía el paso del tiempo. Como yo.

Por eso entiendo que quisiera que en su lápida grabaran como epitafio parte de la letra: "Teenage dreams, so hard to beat".

Los sueños adolescentes nunca se desvanecen. Ni siquiera aunque se cumplan. Y "Teenage kicks" no se olvida una vez la has escuchado.

(1) Por cierto, que según consta en su web oficial, no existió edición española de ese LP, el segundo de la banda, así que http://www.blogger.com/img/blank.gifvaya Vd. a saber si lo traje de Inglaterra en viaje de estudios, no logro recordarlo exactamente.


Autor: Luis

Más información: En la wikipedia

Mp3: Teenage kicks

Youtube: En VH1.

lunes, 11 de julio de 2011

15 - "Suspicious minds", Elvis Presley

  • álbum: Suspicious minds
  • año: 1969
  • sello: RCA
  • "We can't go on together
    With suspicious minds
    And we can't build our dreams
    On suspicious minds"
"Suspicious minds" no parece una gran canción. La melodía es bonita, pero hay miles de canciones con bonitas melodías. La letra es de lo más normalita, habla sin especial profundida ni grandes imágenes poéticas de la desconfianza en una relación de pareja. Y Elvis canta bien. Claro, cómo iba a cantar mal, es Elvis, aunque tampoco estaba en su plenitud cuando la grabó. De hecho, fue su último número uno en Estados Unidos y el principio de su cuesta abajo, aún apenas entrevista y no imaginada.

Lo repito; "Suspicious minds" no parece una gran canción. Lo reafirma el dato de que su autor original, Mark James, un cantautor de Memphis de cierta popularidad, fuera completamente ignorado cuando la grabó y publicó en 1968 –un año antes que Elvis- sólo para verla pasar y hundirse sin pena ni gloria alguna entre la indiferencia general.

Entonces... ¿por qué hoy día recibe calificativos como "memorable" y suele aparecer en casi todas las listas de mejores canciones de la historia? ¿Por qué es la canción favorita de tanta gente? ¿Por qué toca la fibra y el corazón? Pues no tengo ni la más mínima explicación científica, ni siquiera mercadotécnica (y eso que la canción es lo que podríamos llamar un "late blossom", un florecimiento tardío, no hace tantos años que se recuperó para el imaginario popular, a raíz de la re-edición conjunta de los números 1 de Elvis).

Pero sí puedo aportar un par de pruebas de primera mano, experimentadas ambas varias veces, de que aunque no lo parece "Suspicious minds" ES una gran canción.

La primera: pinche Vd. en una fiesta llena de gente de gustos musicales y procedencias culturales y geográficas diversas, hágales sudar, que se cansen, que lleguen al límite de sus fuerzas. Y cuando, muy tarde ya, le vayan diciendo que vaya cerrando el chiringuito y vea a los irreductibles apenados, sin ganas de irse, con deseos de ser felices un ratito más... pinche "Suspicious minds". Hay que vivirlo, lo digo en serio.

La segunda: cántela. No en el lavabo o sobre el disco con la voz de Elvis. En serio. Que alguien se la toque (la canción, digo) y trate de cantarla. Aparte de que verá que no es tan fácil como parece, cuando se le erizen los primeros pelos del cogote entenderá un par de cosas.http://www.blogger.com/img/blank.gif

(PD corta-rollo pero necesaria): "suspicious" no significa "sospechosas", sino "suspicaces". Hartito me tienen con lo de "mentes sospechosas"...

Autor: Luis

Más información: En la wikipedia

Mp3: Suspicious minds

Youtube: Versión en directo

martes, 14 de junio de 2011

16 - "Alone again or", Love

  • álbum: Forever Changes
  • año: 1967
  • sello: Elektra
  • "Yeah, I heard a funny thing
    Somebody said to me
    You know that I could be in love with almost everyone"
1966 ¿el mejor año para la música? Los Angeles se enfrentaba a Nueva York como capital de la música americana, mientras la Motown continua haciendo bailar a la joven américa desde Detroit. Todos juntos luchan contra la invasión británica que se empeña en colocar números 1 en las listas yankis. LA cuenta con un equipo espectacular. Brian Wilson cambia la música pop para siempre dando un golpe de efecto al publicar “Pet Sounds” con los Beach Boys. No tiene que preocuparse, porque The Mamas & the Papas cogen su testigo manteniendo vivo el espíritu de California. Neil Young y Stephen Stills forman Buffalo Springfield y publican su primer disco. Los Take That de la época se llaman The Monkees, un grupo prefabricado para adolescentes y triunfan con canciones escritas por alguno de los mejores compositores del Brill Building. Phil Spector intenta seguir creando su muro de sonido en los estudios Gold Star. The Byrds están en todo lo alto y editan el single “Eight Miles High”, superando la partida de Gene Clark.
¿Te parece poco? Pues ese año publicaron su primer disco Love. El grupo se forma cuando, Bryan MacLean, un roadie de los mencionados Byrds se une al grupo de Arthur Lee y pasan a llamarse Love. Su primer disco homónimo es un buen disco, pero no anticipa las cotas a las que llegarían al año siguiente.
“Forever Changes”, suele estar en todas las listas de mejores discos del siglo pasado. Y casi siempre entre los primeros. De todas las canciones de ese disco, hemos ido a elegir una compuesta por Bryan MacLean.
Siempre que se habla de Love se menciona automáticamente a Arthur Lee, carismático líder del grupo, compositor de muchas de las canciones, productor y front man. Pero “Alone Again Or”, la canción que abre el mítico disco, es una composición del guitarrista MacLean. Eso sí, durante su grabación, Lee se encargó de hacer su papel de líder, subiendo su voz, que en principio iba a estar de fondo, en detrimento de la de Bryan. Años después, Bryan reconoció que su interpretación no era demasiado buena, así que algo de razón tenía Lee. Todos contentos.
“Alone Again Or” es el inicio perfecto para esta obra maestra. Con esa guitarra con la que nos introducimos poco a poco, los arreglos de violín que van guiando la intensidad de la canción y un sorprendente arreglo de mariachis como colofón.

Autor: Rafa Llarena

Más información: http://love.torbenskott.dk/

Mp3: Alone again or

Youtube: No hay video de la canción, ni directos de la época, así que ponemos un video en directo de la resurrección de Love, sólo con Arthur Lee, en el siglo XXI