Todo empezó como un juego. Como siempre empiezan estas cosas. Un grupo de chalaos por la música, los deportes y las mujeres se enzarzan en discusiones bizantinas sobre canciones, sistemas de votación, ordenación, y todas esas fruslerías. Una buena excusa para repasar algunas de las mejores canciones internacional de todos los tiempos . Una lista que, como todas, es subjetiva y sobre la que no se ponen de acuerdo ni siquiera los individuos que la perpetraron...

martes, 18 de septiembre de 2007

77 - "Tous les garçons et les filles", Françoise Hardy



  • álbum: Tous les garçons et les filles
  • año: 1962
  • sello: Vogue

  • "mes jours comme mes nuits
    sont en tous points pareils
    sans joies et pleins d'ennuis
    personne ne murmure "je t'aime" a mon oreille"

Siempre me ha parecido curioso que esos degustadores del pop más
melodramático, más atento a la melancolía extrema bajo el manto de
melodías de terciopelo, aquellos que buscan los discos de Scott Walter,
de Nick Drake, con devoción, que se emocionaron ante la llegada de los
Tindersticks, no tengan palabras de reconocimiento ante Françoise
Hardy, ante la primera voz y la primera vez que alguien en el mundo del
pop hurgó en los rectos laberintos del corazón. Quizás sea debido a sus
canciones de aire más ye-yé –perfectas en su género, por otra parte-
que restan credibilidad al resto de su carrera, pero lo cierto es que
esta chica tímida y tremendamente hermosa atesora un buen puñado de
canciones que aúnan naturalidad y romanticismo, canciones que desbordan
un aire sofisticado aunque sus arreglos sean mínimos o inexistentes.

Y el ejemplo máximo se encuentra en su primera canción, de título
largo y poco expresivo, Tous les garçons et les filles, pero de sutil
encanto. Tan ajena a su tiempo que la creo imposible de ubicar por
cualquiera que la escuche por primera vez, tan esquemática que resulta
el esqueleto mismo de la tristeza. Parece un sortilegio que tanta
desolación sea posible de alcanzar a los dieciocho años, aunque quizás
su infancia, entonces cercana, pueda explicar los temblores de sus
canciones. Vive en el número 24 de la Rue d’Aumale, en Paris con su
madre y su hermana pequeña, Michele. Su padre no está con ellas y no
siempre les pasa la pensión alimenticia. Su abuela materna posee un
carácter dominante e invasor. El colegio religioso, La Bruyere, a donde
acude, tampoco la ayuda a adquirir confianza.

La música es en parte su evasión, y desde 1959 actúa en clubs de Paris
como el Moka. Sus amigos más íntimos la animan a acudir a alguna casa
de discos para presentar sus canciones y en la primavera del 61 se
presenta en Vogue, que en principio no accede a contratarla. Pero ante
el interés demostrado por la casa Fontana, lo reconsideran y en
noviembre de ese mismo año establecen un contrato. Sin muchas ganas,
"Tous les garçons e les filles" se lanza al mercado y de repente una
popularidad inusitada la hace conocida en toda Europa. En España, por
ejemplo, la revista Triunfo la considera chica del año 63 y la elogia
con estas palabras: “Françoise Hardy es la juventud que arriba al
primer plano e impone sobre fórmulas gastadas un romanticismo
revalorizado,de palabras sencillas y directas que liquidan, de golpe,
toda suerte de complicadas mixtificaciones”

Quizás la ayudara que Daniel Filipacchi, el locutor del programa Salut
le Copains, la programase con devoción, o que el fotógrafo Jean-Marie
Périer, con el que inicia una leve relación sentimental, le dé en sus
fotos una imagen elegante y sensible, pero lo cierto es que la mayor
parte del mérito está en las canciones. "Tous les garçons et les
filles" habla de la desolación y la esperanza, del miedo a la vida al
fin y al cabo. Y lo hace de una manera juvenil y ligera, como hasta
entonces nadie había sabido. El dramatismo no se sostiene en una
interpretación desgarrada, al contrario, todo es neutro y mesurado, una
voz que canta sin aparentar que le importe. Así, todo resulta de verdad
más dramático.

Vendrán después muchos más discos y muchas más canciones. La belleza
de la muchacha se irá puliendo y acrecentando con los años, más de la
mitad de esas canciones nos embargarán de dulzura. Y sin embargo, hay
algo en ese primer paso que resulta enternecedor, un misterio tan
vibrante, tan natural y tan difícil como enamorarse. Así de simple.

Autor: César Prieto

Más información: All over the world

Mp3: Tous les garçons et les filles



Youtube: Tous les garçons et les filles