Todo empezó como un juego. Como siempre empiezan estas cosas. Un grupo de chalaos por la música, los deportes y las mujeres se enzarzan en discusiones bizantinas sobre canciones, sistemas de votación, ordenación, y todas esas fruslerías. Una buena excusa para repasar algunas de las mejores canciones internacional de todos los tiempos . Una lista que, como todas, es subjetiva y sobre la que no se ponen de acuerdo ni siquiera los individuos que la perpetraron...

sábado, 2 de agosto de 2008

53 - "Sugar baby love", The Rubettes

  • álbum: Sugar Baby Love/You Could Have Told Me
  • año: 1974
  • sello: Polydor

  • "People... take my advice:
    “If you love someone,
    don't think twice”."

No suele fallar. Pueden ser sesiones aburridas y escasas o sesiones en que la pista revienta de poderío, pero siempre que pincho el Sugar Baby Love algo pasa, algo que no sé trasmitir muy bien pero que estoy seguro de que es importante. Suelo recibir con una sonrisa a quien viene a preguntar qué canción es esa. Siempre viene uno por lo menos. Se les reconoce a la legua ¡Dios de mi vida! ¡El Sugar Baby Love! ¿Qué puñetera magia tendrá esta canción para que coincida exactamente con las pulsiones de una noche de fiesta?

El falsete que la abre, cortesía de Paul Da Vinci, es antológico en la historia del rock y en mi historia personal. Acuda el lector a mi reseña sobre Anduriña en el blog hermano, leerá las circunstancias y conocerá que tuve un puñado de cintas de cassette en el propio 74 con esta canción. Provenían de Alemania -las cintas, digo- y dudo mucho que aquí se hiciera una promoción mínimamente digna. Quizás alguna actuación en la tele. Y esas cintas pasaban y repasaban una y otra vez por los rodillos de arrastre. Y dejaban entrever un magnetismo que a un niño de diez años le ha durado treinta más y que observa complacido en gente que no había escuchado nunca la canción.

Los primeros setenta, años de flores mustias y semillas esperanzadoras. Bubblegum-folk, cantautores, hard rock, psicodelia en declive, proclamas souleras, Canterbury y miles de estéticas. Todas abiertas, todas con naftalina y frescura a la vez. Hasta que llego el punk, excepto lo potenciado por la industria todo era deliciosamente amateur e ilusionado, ingenuo y abrumadoramente fallido. Mucho más que las canciones que se nos vendieron después.

Y el glam, claro, la estética que se dio cuenta de que lo verdadero era la apariencia. Y si en algún movimiento hubiera que asimilar a los Rubettes, sería en esto que aquí se llamó gay-rock desde el libro de Haro Ibars. Quizás a una corriente que potenciaba –como otros lo macarra, lo galáctico o lo melodramático- la actitud de los inicios del rock’n’roll. Solistas como Barry Blue o Alvin Stardust Grupos como Showaddywaddy, parte de los Bay City Rollers o nuestros Rubettes.

Pero vayamos por partes ¿de donde salió esta sublime y a la vez ingenua proclama trasnochada y highschoolera? Pues de la mente de un tío importante en la música de los 60 e indirectamente, déjenme decirlo, de los Beatles. Da miedo pensar que hasta el 77 cualquier grupo de Liverpool que se preciara había empezado en los Beatles. Por caminos insospechados, pero todos acababan siendo parte del cuarteto.

Bien, el caso es que el punto de conexión se llamaba Wayne Bickerton. Recuerden este nombre. Wayne Bickerton. Miembro de grupos de sexta fila dentro del Merseybeat, comparte grupo con Klaus Voorman y acaba formando parte de la banda que con la que Pete Best pretendía usar su tirón como ex –ambos definitivamente ligados a los Beatles- para hacer historia en la música. No lo consiguió, ni creo que esté a tiempo tras casi cincuenta años de carrera. Aunque actuar, sigue actuando. El caso es que, tras largarse al servicio social en 1966 sus dos compañeros se convirtieron en dos compositores de éxito. Wayne y Tony Waddington.

Éxito que llega también a España y también por caminos enrevesados. En 1968, la Columbia española decide dar el todo por el todo y envía a cuatro chavales que parecían tener prestancia para ser el sustituto natural de los Brincos o los Bravos a grabar a los estudios de la Decca en Londres. Era un dinero, eh. Y allí los Íberos, que de ellos se trata, graban bajo la producción de nuestros dos hombres una de sus composiciones, el Summertime girl. Cosa fina, pero sin repercusión más que en la sanción, muy posterior, de que se trataba del mejor grupo de sunshine pop en la península. Es curioso que dos canciones tan diferentes –y tan grandes- estén compuestas por la misma pareja.

Porque resulta que cinco años después ya encontramos a Bickerton, tras decenas de producciones, como jefazo de la Polydor. Y músico como sigue siendo, no deja de componer canciones. Así que el otoño de 1973 recluta a un puñado de instrumentistas y cantantes para que graben unas cancioncillas con objeto de ofrecerlas a los grupos del sello. Se reúnen en los estudios Landsdown de Holland Park y de allí surgen tres canciones que con el tiempo serán parte fundamental del pop de los setenta. Sobre todo una de ellas encandila a los otros directivos de la Polydor. Y se decide que sean los propios músicos de sesión los que probasen a editarla. Y así nacen Los Rubettes.

¿Grupo prefabricado? ¿Músicos de sesión reconvertidos? Pues sí, es cierto, pero no entiendo qué diferencia hay entre la ligazón de un líder o la de unos productores. Si al final, uno de los tópicos más detestable pero más cierto, lo que importa son las canciones. Y a ello se dedicaron John Richardson –el batería encargado de reclutar el resto del grupo entre sus amigos- , el guitarrista Tony Thorpe, el bajista Mick Clarke y el pianista Bill Hurd.

Otro teclista, Peter Arneses, y el vocalista, Paul da Vinci, eran músicos de estudio contratados. Este último fue el artífice de los gorgoritos originales, pero no llegó a formar parte del grupo. Cuando la canción tomaba altura como globo en huracán, decidió abandonar con la excusa de que no era hombre de grupo y que buscaría un futuro en solitario ¿cómo le fue? Pues no del todo bien, algún éxito menor, escenarios de barraca de feria y poco más. Así que Richardson busco a otro de sus amigos y así fue como tomó Allan Williams el micrófono. El último de los originales.

Y así es como se edita la canción. Montones de países la acogieron como número uno y llegó a editarse en voz de un francés llamado Dave que hasta construyó una versión en castellano. Entonces lo normal era tomar las bases de la canción y embutirla en versiones macarrónicas. Hoy se hace de tanto en tanto, el Girlfriend de Avril Lavigne, por ejemplo tiene una curiosa mezcla en nuestra lengua. Por cierto, en España sólo llegó a estar en un segundo puesto tapada por la no menos deliciosa Rock your baby de George McRae.

Tras ello Tonight y Juke Box Jive, otras de las dos canciones de esa sesión. A comienzos de 1975 Arnesen deja la banda. Casi al mismo tiempo Bickerton y Waddington deciden fundar su propio sello, State Records, y el primer fichaje son, como no, Los Rubettes. Allí editan su cuarto single y el último de cierta resonancia, I can do it. Y aquí paramos la historia que se ramifica en giros country, proyectos en solitario, discografía tortuosa, cambios y recambios y treinta años más de mayor o menor actividad. Desmesurado contenido quizás hemos expuesto, pero necesario para engarzar la joya que les abrió el camino.

¿Y cómo es esa joya? Pues escúchenla o recuérdenla y ustedes mismos se darán cuenta. Obsesiva y enganchosa, concentrada en el ritmo bailable de los coros, pero a la vez enormemente melódica. De hecho, se puede bailar perfectamente en la sesión de lentas y poco más tarde en el desbarre final. La melancolía de una letra sencilla entre decenas de trucos adolescentes. Ni más ni menos que un trozo de high school –el género, no el musical- ajeno al tiempo. Tres minutos y medio justos de pura sopa teenager. No iba a desentonar en American Grafitti.

Estaban algo avejentados, eso es cierto. Músicos curtidos que quizás se ajustasen más a los tempos recios y duros de sus singles posteriores. Además, tocaban hechos un pincel, lo cual les da un distinguido aspecto extravagante que rompe un poco la magia de una canción a la que cuesta asociar rostro. Sus pantalones elegantemente acampanados, sus gorras entre chulescas y deportivas, su uniformidad en los pasos y las americanas. Casi parecen un mal remedo de una canción que sólo parece ser efectiva en sueños.

Lo curioso del caso es que el grupo en primera instancia podría parecer descartado por hortera entre quienes tengan ahora el privilegio de la modernidad y entre quienes miren el pop desde la inteligencia. Y sin embargo son extrañamente adorados por músicos a los que se les puede acusar de todo menos de falta de honradez, de discernimiento y de criterio. He visto como José de TCR, Miguel de los Fresones Rebeldes o Alfonso de Terry IV casi hacían altar de sus escasos videos y de sus discos de vinilo. Tanta unanimidad sólo se puede explicar de una manera. Los Rubettes dieron, al fin y al cabo, con la canción pop perfecta.

Autor: César Prieto

Más información: http://www.rubettissimo.com/

Mp3: Sugar baby love




Youtube: El video más petardo de la canción

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola César:
Soy Antonio Gil Vázquez (anrubettes), webmaster de www.rubettissimo.com. Quería darte las gracias por, ante todo, peryenecer al entorno del 'Sugar Baby Love', por que te guste la música de RUBETTES y, en última instancia, poner como reseña en el pie de página mi sitio Web, nuestro sitio web pues tengo el oregullo de tener la única web de la banda en español aunque me llenaría, si no de orgullo, de alegría saber que hay más aunque fuera en América latina. Sería, ante todo, un puntazo pues significaría que el espíritu Rubettes ha llegado hasta allí.
De todas formas quiero manifestar públicamente que no es mi página sino nuestra página y que para ello he abierto una sección llamada, a instancias de nuestra amiga Caty (creo recordar) llamada: 'Rincón del Fan' donde realmente inserto cualquier opinión -positiva o negativa- (nunca insultante o vejatoria- a cerca de la banda. Si tú me autorizas querría insertas este artículo tuyo y firmarlo con tu nombre.

Gracias de nuevo y escríbeme, por favor. mi correo está en la web pero de todos modos te pongo en la firma.

Un abrazo.

Antonio
anrubettes@hotmail.com

Anónimo dijo...

Estimada gente...Mi nombre es Alberto (vivo en Argentina) y me resulta mas que grato poder estar en contacto con fans de THE RUBETTES. Soy adicto a la musica de cualquier tipo, pero en especial temas de los años 70. Paso horas y horas bajando y ecualizando canciones (ya que algunas se escuchan mal), asi que pueden imaginar todo lo que en mi vida representa la musica. Pero necesito que sepan algo !!! "Sugar baby love" es sencillamente (a mi criterio) el mejor tema de los 70!!!!!!! lejos!!!!!!! Mezcla punch, alegria, desenfado, coros terriblemnte excelentes, ritmo y cosas inexplicables. Me lleva a mi adolescencia magicamente y hoy en dia, sigue conmoviendome al oirlo. Tengo videos de ellos, del año 74 y tambien del 2009 en Alemania. IMPRESIONANTE. Bueno, necesitaba contarles lo que ya les conte, Mi mail es sprint221@live.com.ar . Un abrazo a los que sufren de RUBETTESMANIA. Gracias!!!!!