Todo empezó como un juego. Como siempre empiezan estas cosas. Un grupo de chalaos por la música, los deportes y las mujeres se enzarzan en discusiones bizantinas sobre canciones, sistemas de votación, ordenación, y todas esas fruslerías. Una buena excusa para repasar algunas de las mejores canciones internacional de todos los tiempos . Una lista que, como todas, es subjetiva y sobre la que no se ponen de acuerdo ni siquiera los individuos que la perpetraron...

lunes, 4 de mayo de 2009

31 - "Be my baby", The Ronettes

  • álbum: Presenting the Fabulous Ronettes
  • año: 1963
  • sello: Philles Records

  • "I’ll make you happy, baby, just wait and see
    For every kiss you give me, I’ll give you three"

"’Be my Baby’ se anuncia con la que puede ser la introducción más dramática del R&R – la batería de Hal Blaine es el código Morse de los dioses – y, de alguna manera, sólo mejora a partir de ahí”. Esta es la descripción que hace Allmusic de la mítica introducción de Hal Blaine a una de las mejores canciones pop de la historia. Según cuentan, fue Jack Nietzche, el arreglista de Phil Spector, quien se la sugirió, así que el mérito debería recaer en ambos. Por algo, decenas de canciones de todas las épocas copian este ritmo tan característico. Y como dice Allmusic, eso es sólo el principio, lo que sigue es tanto o más increíble.

Una conjunción de los mejores ingredientes hizo esta maravilla posible. Phil Spector, el mítico productor creador del Wall of Sound estaba en su cima creativa y los hits se acumulaban en su carrera. Antes de que “Be My Baby” alcanzara lo más alto de las listas, Spector había triunfado con clásicos como “To know him (is to love him)” (su único éxito como intérprete al frente de los Teddy Bears), “I love how you love me”, “He’s a rebel”, “Da doo Ron ron” o “Then he kissed me”. Spector era el genio detrás de la producción de estas canciones, pero el mérito no es sólo suyo. Los ingredientes que mencionaba antes eran: un gran arreglista (el mencionado Jack Nietzche), unos músicos de estudio memorables (la llamada Wrecking Crew, participantes en las mejores sesiones de grabación de Los Ángeles de la época, desde Spector a Brian Wilson, pasando por The Monkees o Simon & Garfunkel), un estudio de grabación con un sonido único (Gold Star), una voz fascinante (los “oh oh” de Ronnie han quedado para la historia) y unos compositores de excepción.
En este caso, los compañeros de composición de Spector fueron Jeff Barry y Ellie Greenwich, una de las míticas parejas de compositores del famoso Brill Building de Nueva York. Si esta lista de canciones la hubiese elaborado yo sólo, probablemente habría más de una canción de Barry/Greenwich, tanto con Spector como en su trayectoria en Red Bird. Pero como no es el caso, intentaré centrarme en la canción que nos ocupa.

Para crear su famoso “muro de sonido”, Phil Spector agrupaba decenas de músicos en un espacio minúsculo y ponía el volumen al máximo. Sólo él conseguía sacar algo tan bonito de ese aparente caos. Por poner un ejemplo, en esta canción suenan cuatro teclados al mismo tiempo.

El resultado, una canción perfecta. Después de la introducción, entran las cuerdas, maracas y castañuelas que dan paso a la voz, con ese timbre tan característico de Ronnie. La canción te atrapa por su inocencia desde el principio. Cuando ya estás babeando con la primera estrofa, llega el estribillo y, al escuchar esos coros, no puedes creer que aún pueda mejorar. Pero mejora. En el puente instrumental, las cuerdas y unos coros de otro mundo, lo llenan todo. Y aunque parezca mentira, aún no ha llegado lo mejor. Ronnie vuelve a cantar el estribillo rodeada de castañuelas. "Whoa-oh-oh-oh" y entonces todo se para, el código Morse de los dioses vuelve a sonar más potente incluso que al inicio y, dejándonos con la carne de gallina, la canción termina con el Muro de Sonido sonando mejor que nunca. Dos minutos y medio de pura gloria.

El resto es historia. Como muestra de la grandeza de esta canción, Brian Wilson la consideraba (y aún lo hace) la mejor que se ha compuesto jamás. No sólo emuló muchas veces ese sonido sino que compuso “Don’t worry baby” como una continuación a “Be my baby” (la introducción de la canción de Wilson lo atestigua). Incluso llegó a ofrecérsela Spector para que la cantara Ronnie, pero este la desechó por no estar a la altura (ejem…). Afortunadamente para Brian, Ronnie grabó su canción años después.

Mientras termino esta crítica, escucho “Gentle Sons”, la última canción del disco de debut de la nueva promesa del Indie pop, The Pains of Being Pure at Heart. Esta canción se suma a la larga lista de canciones que comienzan con el código Morse de los dioses. Una joven banda de NY que demuestra que el legado de “Be My Baby” sigue vivo, y lo seguirá por muchos años.

Autor: Rafa Llarena

Más información: Página de referencia sobre Phil Spector, Brill Building, Girl groups… http://www.spectropop.com/

Mp3: Be my baby

Youtube: Actuación en Shinding!

1 comentario:

meru dijo...

grande rafika!